sábado, 10 de diciembre de 2011

365 días



Un año entero se había pasado escuchando el tic-tac de sus pesadillas, contaba los días por las puntuales apariciones de sus fantasmas.Era capaz de ver através de la penumbra a quién ya debería estar devorado por los gusanos.
Los conciertos en la playa, los crimenes y los encuentros alrededor de la barra de un bar eran cosas que seguirían sucediendo ahí fuera,sin ella; se decía.
Cuando de repente,un leve escalofrio la atravesó y un pequeño bom-bom se coló en su pecho, ahí donde antes había una bomba atómica.
Una voz se le acercaba. Quería  gritar y no podía. Mover alguna extremidad al menos … pero tampoco … Se imagina que éstas serían las desventajas de estar muerta.


Intuía que algo en mi mundo, el que yo habia abandonado a su suerte, había cambiado para  siempre.
¡Ay, que poco razonable era el amor! para aquel camarero, yo era una mujer frágil de huesos de cristal. Era indudable su valor al igual que su poca cabeza.
Podría haberle raptado, irnos muy muy lejos, donde el canto de las sirenas desapareciesen para siempre. Habríamos hecho el amor en la playa, en los arcenes y en moteles de carretera; de noche , de dia…pero maldita fué siempre mi suerte y lo sabía, pues el dia que lo conocí era el dia de mi muerte.


Mil rayos de luz atravesaron mis pupilas:

-Mia, mía …. Una voz conocida de los pelos me ponía.
Pertenezco al mar y a la noche,
al cielo o al infierno, al sonido destartalado de mi coche.
¿Mía? ¡que tontería ¡
adicta a los pasos del mal camino
A las pistolas y al sonido de un vinilo.
-Tuya,suya,mía….-¿de qué estupidez las voces  hablarían?

Al parecer el mundo giró y se volvió pecado…
Se hundieron los barcos, murieron los días.
Al parecer desde que desaparecí el mundo era más raro,
¡Y lo que yo más me temía!
Las sirenas de la noche poco a poco se extinguían.


Resultó ser, descubrió a las pocas horas
Que el valiente marinero no la dejó.
Los fantasmas del pasado que la torturaban
De tanta ingestión de agua salada, llegó a la alucinación.
Resultó ser, y así os prometo que sucedió
Que el pirata de las profundidades del mar la sacó
                                                              
(y eso que se merecía acabar allí sus días)

Durante semanas con mucho cuidado, la escondió.
Velaba por su cuerpo y le hizo un santuario
con una flor y una botella de ron.
Disparaba a todo lo que le parecía un peligro o provocación.


Y es que al parecer aquel camarero, además de inconsciente y guapo
era conocido  por su buena puntería.
Robó, asaltó barcos…
para curarla, hasta consiguió un libro de enfermería.
 Y ahora su recompensa llegaba.
Ahí estaba ella diciendo : Hola,¿quién eres? buenos días ….

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